Libérate de la culpa

La culpa es un mal hábito generalizado.
En este artículo vamos a explorar una de las energías más desempoderantes: la culpa, y uno de los hábitos más generalizados de nuestras sociedad: “culpar a un otro”. Vamos a explorar los mecanismos internos de su funcionamiento, sus componentes energéticos, lo que sucede cuando nos culpamos a nosotros mismos, el efecto que puede estar teniendo en tu vida y qué hacer al respecto.
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En chileno decimos “echar la culpa”. Hoy en día escuchamos esta expresión donde sea que estemos: en la micro, en la vía pública, con amigos, en los medios de comunicación, etc.
Decimos “el o ella tuvo la culpa de eso”.
La culpa es una energía de baja vibración cuya base vibracional dice: “no me quiero hacer cargo de esto, yo no soy el responsable”. Su base es de desempoderamiento. La expresión “echar” tiene mucho de cierto, ya que lo que queremos hacer es “deshacernos de algo que no nos gusta”, en este caso, la energía / situación / emoción que se siente incómoda en nosotros.
Esto lo he observado en mi propia vida muchas veces, cuando hago o me sucede algo que no me agrada o que pienso que no me beneficia y me veo buscando la forma de encontrar excusas o culpables ante lo que sucedió. Sin importar quien, este puede ser el jefe, el clima, el gato, un amigo, un desconocido, Dios, el Universo, etc. De esta forma, cuando encuentro un “culpable”, me siento mejor.
Al mismo tiempo, sin embargo, sé que me estoy contando un cuento. Sé que si quiero vivir una vida de empoderamiento, en que aprendo de situaciones que no me sirven, entonces la pregunta siempre es: “¿qué rol tuve yo en esto?” Después de todo, el hecho es que estuve involucrada en algún grado, sino, no estaría ahí.
Cuando me hago esta pregunta me siento con mi incomodidad y la miro a los ojos. Es solo desde esta actitud que soy capaz de encontrar las sutilezas de las energías, sistemas de creencias, decisiones que hicieron eso posible en mi vida en primer lugar. Observo mi rol en el juego de la vida y aprendo de las circunstancias.
No hace mucho una persona cercana a mi me acriminó con la energía de la culpa, repitiéndome varias veces que el/ella no permitiría que “por mi culpa” algo específico en su vida sucediera. Con ojos sorprendidos observé esta situación mientras escuchaba sus palabras basadas en la reacción y el miedo (en su base).
Un buen entrenamiento de empoderamiento te permitirá caer con tus dos pies en tu centro cuando alguien trate de imponer cualquier energía desempoderante sobre ti.
Cuando estamos en miedo, estamos en energías contractivas y no somos capaces de ver más allá o con perspectiva.
En mi caso observé, tanto mi estado interno, como la situación externa, y a través de esta observación pude recoger valiosa información que me empoderara aún más, sin aceptar por supuesto, la energía de la culpa en mi.
¿Qué sucede cuando aceptamos culpa?
La culpa se puede sentir como un ataque. En sí, la culpa contiene la energía de la agresividad, tanto para nosotros como para los demás. Cuando nos culpan, generalmente sentimos el deseo de defendernos. La otra persona no está tomando responsabilidad y ¡de pronto nos vemos con un peso sobre los hombros que no sentimos que queramos llevar!
Cuando tomas este peso energético te desempoderas y disminuyes tu nivel vibracional.
La culpa es una excelente estrategia de manipulación cuyas dinámicas explicaré al final de este artículo 😉
Culpa versus Responsabilidad
Muchas veces confundimos la culpa de la responsabilidad. Por supuesto, existen situaciones en que somos más o menos responsables que otros con respecto a algo que ha sucedido.
Puede que alguien se haya pasado una luz roja y te haya chocado. Si observamos sólo el evento entonces tu no tienes culpa alguna, el que se pasó la luz roja por supuesto tiene más responsabilidad del que no, sin embargo, al ser partícipes enel evento ambos son responsables en algún nivel. Comenzando por el simple hecho de que nada te puede suceder sin tu consentimiento, o bien, puede que hayas estado manifestando días fuera de la oficina, querías cambiar de auto (sí, así de absurdas a veces) o estabas peleando por teléfono antes de chocar. Las razones pueden ser millones y cuando las descubrimos muchas veces nos quedamos boquiabiertos de qué manera siempre tenemos algún grado de responsabilidad.
Pero que tengamos responsabilidad no quiere decir que seamos culpables.
La responsabilidad es empoderante, la culpa no.
¿Qué pasa cuando nos culpamos a nosotros mismos?
Otro aspecto generalizado que quiero que observemos es qué sucede cuando nos culpamos a nosotros mismos.
En este caso, cuando la culpa va dirigimos hacia nosotros mismos, energéticamente la combinamos con la energía del juicio y el auto-castigo. Una vez más: energías que son de baja vibración en esencia.
Generalmente, nos sentimos culpables cuando dañamos a otros, cuando hemos tenido un rol en la desgracia de un tercero. Puede que nos arrepintamos de algo que hayamos hecho, dicho, forma en que reaccionamos, esto es una reacción natural a un evento que decidimos que no contribuye a nuestras vidas ni a la de los demás. El problema, sin embargo, es cuando además de sentir arrepentimiento nos cargamos de culpa.
En este caso, la culpa la utilizamos como una energía de auto-fragelación en que nos auto-castigamos por haber hecho “mal”. Dista mucho de la apreciación y amor propia en esencia. De esta forma nos juzgamos y fortalecemos sistemas de creencias contractivos basados en el dolor, sufrimiento, desempoderamiento, entre otros.
Mi planteamiento en este caso es que observemos que cuando hemos sido partícipes de una situación en que nos arrepentimos, veamos porqué querríamos además sentirnos culpables. Si de aprender se trata, el arrepentimiento es suficiente. Cuando metemos las malos al enchufe, confiamos en la persona errada, echamos más sal a la sopa del que pensábamos necesario, sentimos arrepentimiento. Tenemos la opción de aprender y listo. ¿Porqué además elegimos sentimos culpa?
Una pregunta abierta que dejo para que observes en tu propia vida.
Finalmente, ¿De qué forma la culpa puede ser utilizada para manipular a otros?
Es posible que ya puedas imaginarte de qué manera la energía de la culpa es una excelente forma de manipular a otros. Como ya explicamos anteriormente, la base de esta energía es de baja vibración. Y cuando estamos en baja vibración, estamos en estados contractivos, más alejados de nuestra capacidad de sentirnos plenos, abundantes y de ser capaces de tomar desiciones efectivas en relación a nuestro bienestar íntegro como seres humanos libres y completos.
En el Catolicismo (religión en la que me crié y que por tal razón usaré como un ejemplo social), observé como en misa se debía repetir “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa” en una de las secciones. Junto a esto, nos enseñaban que parte del rito era “golpearnos el corazón”.
Hoy en día, independiente de si se trata del Catolicismo o cualquier otra religión o credo en específico (a mi me interesa el fondo, no tanto la forma), me sorprendo ante la maestría calculada de tal rito y el trabajo con la energía de la culpa. Lo que las personas no saben, es que a través de la técnica “tapping” (o EFT en Inglés), cuando se golpean físicamente el pecho mientras repiten esta energía en su consciencia, están anclando el verbo en la estructura molecular. En otras palabras, la energía de la culpa queda anclada en el subconsciente y se hace natural en el día a día de las personas cuando en esencia el ser humano (así como el miedo), no siente culpa.
La culpa mantiene a las personas en un estado en que están en “deuda” y por lo tanto, es más fácil “sugerir” que hagan algo específico (manipular). Así también, cuando estamos en estados contractivos y no somos capaces de conectar con nuestra propia guía interna, somos más susceptibles a seguir algo externo a nuestra propia Verdad interna.
Pero no solo las instituciones hacen esto, sino nosotros con otros. Acá la pregunta es: ¿estoy usando la culpa para manipular a otros? y ¿soy capaz de obtener los mismos resultados (y mejores) sin usar la culpa de por medio?
¿Qué hacer con la energía de la culpa?
Déjala ir. No es tu esencia, no te beneficia, no te empodera, no te enseña.
La observación consciente te enseña, la consciencia amplia tu capacidad de ver y la conexión con tu esencia te libera de lo que no es natural en ti.
Y con respecto a culpar a otros, se trata de hacernos responsable de lo que no queremos hacernos responsables.
Cuando vivimos sin culpa vivimos más livianos. Soltamos con más facilidad.
Mi propuesta es vivir sin culpa de forma responsable.
¿Conoces a alguien a quien le beneficiaría este artículo?