Libérate de la envidia

En este artículo analizaremos la energía de la envidia. Qué es, de qué se compone y una teoría de por qué podríamos estar sintiéndola. Comprender aspectos cotidianos como nuestras emociones nos permite no solo conocernos mejor a nosotros mismos, sino también a otros y también disminuir nuestros juicios internos.
Últimamente me he fascinado con el tema de la envidia. Ese sentimiento “negativo” que nos desagrada que otros sientan por nosotros y que nos molesta sentir por otros. Es esa energía específica que se expresa cuando… ¿queremos lo que el otro tiene? En parte sí. Pero es mucho más que eso.
Según la Real Academia Español, la envidia se define como “tristeza o pesar del bien ajeno” y “emulación, deseo de algo que no se posee”.
Es verdad que hay personas que son más envidiosas que otras. También es verdad que hay situaciones que si nos generan envidia y otras que no ¿por qué es esto?
A continuación, piensa en algo o alguien que te genere envidia. Has una nota mental o escríbelo en un papel.
Ahora, analicemos a continuación la siguiente ecuación (propuesta):
Envidia = algo que quiero + percibo que no tengo + no me permito.
Analicemos cada uno de sus componentes:
- Algo que quiero: La envidia siempre tiene relación con algo que deseo, pero no todo lo que quiero que veo que otros tienen nos genera envidia. Por ejemplo, puedo querer tener mucho dinero, pero no siento envidia de personas que sí tienen mucho dinero. O puedo estar deseando visitar algún país específico y no sentir envidia por quienes ya han ido.
- Percibo que no tengo: Necesariamente la envidia nos muestra una percepción de carencia en nuestra vida (algo interno o externo que percibimos que no tenemos). Por ejemplo, ¿alguna vez han escuchado / observado a alguien que tiene un cuerpo ideal diciendo que envidia a otra persona por su cuerpo? Y uno se pregunta: ¡pero si tu ya tienes un cuerpo ideal?, ¡¿por qué sientes envidia por esa otra persona?! Esto tiene relación con la percepción propia. Otros pueden percibir que lo “tenemos todo”, pero es nuestra percepción propia la que importa.
- No me permito: No nos permitimos debido a las creencias limitantes que tenemos.Acá están los aspectos subconscientes que dicen “no es posible”, “no merezco” y “no está bien o no es correcto”. Todas estas son creencias contractivas que restringen nuestra experiencia de vida y generan bloqueos entre lo que queremos y lo que permitimos que se manifieste en nuestra realidad. Si observamos un poco más en profundidad veremos que la envidia también tiene rasgos de rabia, esta rabia tiene que ver con esto último: somos nosotros los que no nos estamos permitiendo algo que deseamos y nos da “rabia” que otros sí lo hagan.
Con esta ecuación podemos analizar qué es lo que está sucediendo en nosotros que nos hace sentir envidia y de esta forma realizar un diagnóstico certero y ya no un juicio dañino y vacío.
Volvamos a tu ejemplo personal. Eso que identificaste que te hace sentir envidia al principio del artículo. Ahora, mira la ecuación recién presentada. ¿Es eso que envidias algo que quieres? ¿Percibes que no tienes? ¿Tienes alguna creencia de no merecer, no es posible o no es correcto que no te permite esa realidad en tu vida?
Esta ecuación explica muy bien por qué hay situaciones que si bien deseamos y aún no tenemos, no nos genera envidia verlas realizadas en la vida de otros. Esto es debido al tercer componente: “no me permito”.
Este es el aspecto más profundo de esta ecuación. Puede que, por ejemplo, sintamos envidia de alguna amiga a la que todo se le da fácil. En este caso, nosotros también queremos que las cosas se nos den fáciles, percibimos que las cosas no se nos dan fáciles y no nos permitimos que las cosas se nos den fáciles. ¿Por qué? Es aquí donde debemos mirar nuestras creencias.
Subconscientemente quizás creemos que “lo que se da fácil no tiene valor” o “la vida es esfuerzo y lucha” o “lo que llega fácil, fácil se va” o “se aprende a través del esfuerzo”. Y debido a que nuestras creencias son los programas que construyen nuestra realidad, creamos una vida donde las cosas no se nos dan fáciles.
Lo mismo se aplica con los juicios morales, cuando nos limitamos debido a lo que creemos que es “correcto o incorrecto”. Muchas veces generamos una envidia oculta por aquellas personas que son rebeldes, que parecen vivir con “sus propias reglas” o se permiten hacer cosas que nosotros no nos atreveríamos. Envidiamos a estas personas por la mismas razones anteriores: algo que queremos (libertad / autenticidad), que percibimos que no tenemos (libertad / autenticidad) y que no nos permitimos (creencias limitantes / juicios). Acá están todos los componentes de “deber ser”.
El sentimiento de envidia no tiene nada que ver con ser malas personas. La nueva propuesta es a ver la envidia como información. La próxima vez que tú estés sintiendo envidia por otro ¡obsérvate! Se trata simplemente de algo que quieres, que percibes que no tienes y que te estás limitando a tener o ser. Y lo mismo sucede con quienes te envidian.
No sirve de nada que te juzgues a ti mismo por sentir envidia y menos que te sientas culpable por sentirla. Al contrario, ahora tienes la información necesaria para que puedas comprender por qué estás sintiendo eso, armonizar lo que se siente contractivo y ser una persona más libre. La envidia entendida de esta forma es una guía que nos muestra dónde mirar para permitirnos materializar en nuestra realidad aquello que queremos. Verás cómo, a través de permitirte ser, tener y sentir, la envidia será algo cada vez menos frecuente en tu vida.