¿Es este mundo una escuela?

¿Estamos acá para aprender? ¿Venimos a este mundo para crecer? ¿Para evolucionar? ¿Para pasar de “grado”? ¿Qué es lo que en esencia sugiere cada una de estas preguntas, estas creencias?
La idea de que venimos a este mundo a aprender, a ser mejores, a perfeccionarnos en algo, a “evolucionar” es una idea generalizada que observo en casi todas las personas con las cuales me he relacionado y sigo relacionando. Las observo en personas religiosas y no religiosas y recuerdo también cuando esta creencia me fue enseñada en mi propia vida.
¿Por qué es esto? ¿Por qué la idea de que este mundo es una escuela o que venimos acá para aprender es una idea tan expandida en nuestra sociedad?
En mi opinión, es muy sencillo: necesitamos darle sentido a nuestra existencia. Una existencia sin sentido es una existencia vacía y una existencia vacía nos quita motivación para existir. Mientras que, por otro lado, una existencia con sentido nos motiva, nos da orden y inspira nuestro actuar (cualquiera este sea).
¿Qué sugiere esta creencia?
Diseccionar las frases que utilizamos nos proporciona siempre gran información. En estricto rigor, estar acá para aprender sugiere que hemos venido a este mundo para eso: aprender.
Si esta es tu creencia hasta hoy, entonces el segundo paso importante es que revises de qué forma crees que aprendes. ¿A través del sufrimiento? ¿A través del amor? ¿A través de la observación? ¿Por osmosis? etc. Esto podrá estar explicando muchas de las experiencias que estás creando (consciente o inconscientemente) en tu vida en estos momentos. Daré algunos ejemplos sobre esto al final de este artículo.
La creencia de que estamos acá para aprender sugiere también que lo que somos está en “camino a algo”, porque, al igual que una escuela en que hay “grados”, tarde o temprano nos “graduamos”. En el “camino”, aprendemos, hasta que llegamos a un punto final en que “nos completamos”. Por lo tanto, la creencia de que estamos acá para aprender sugiere también la creencia raíz de que “estamos acá para completarnos o llegar a alguna meta”.
¿Te has cuestionado alguna vez cuál es esa meta? ¿Qué pasa cuando ya hayas aprendido todo lo que crees que has venido a aprender acá o en otros planos? ¿Cuando ya completes todas las pruebas y grados que te has impuesto a ti mismo?
Todo esto tiene que ver con creencias de “camino” para llegar “a un destino”. Si estás buscando algo ¿sabes cuál es ese destino? ¿Tienes claridad de lo que sucederá cuando hayas llegado a el? ¿Qué emerge en ti cuando te haces estas preguntas?
Si “estamos acá para completarnos o llegar a alguna meta” esto a su vez sugiere que como estamos ahora no es suficiente.
La creencia de que este mundo es una escuela y que hemos venido acá para aprender contiene inherentemente, la creencia de que no estamos completos tal y como somos hoy.
El peligro de esta creencia
La idea de que venimos a este mundo a aprender se basa en la creencia base de que “no estamos completos”, que “debemos ser más” (adquirir conocimientos, cambiar/pulir quienes somos, etc) para ser capaces de acceder a un “estado superior”, “merecer el cielo/nirvana”, etc., para “merecer” alcanzar eso que estás buscando.
Lo que hay que entender acá es que ya eres un ser libre y completo en sí mismo, y que, por consecuencia, no hay nada que agregar a lo que eres para ser lo que ya eres: ni conocimientos, ni experiencias, ni logros, etc
Lo único que es necesario dejar de lado es la falsa creencia de que no estás completo y conectar con tu saber interno. ¿Cómo se siente esto en ti cuando lees esto?
El peligro de creer que venimos a este mundo a aprender es que muchas veces justificamos las experiencias negativas que vivimos con “era para aprender algo”. Y si además creemos que “aprendemos a través del sufrimiento”, entonces, lógicamente crearemos continuamente experiencias que nos hagan sufrir para aprender. ¿Ves las importancia de entender cómo funcionan estos mecanismos?
Por supuesto, con cada experiencia negativa que vivimos efectivamente aprendemos algo, el más sano aprendizaje es “esto me hace mal y por lo tanto me debo alejar de esto”.
Un ejemplo concreto es cuando un niño mete los dedos al enchufe, el adulto no va y le dice “te ha pasado eso para que aprendas” sino que dice “eso te enseñará a no meter más los dedos al enchufe”. ¿Ves la diferencia?
Las experiencias negativas de la vida se trata de lo mismo: no repetirlas, aprender cómo navegar esta experiencia humana de mejor manera para alinearos con una experiencia de vida que esté acorde a lo que queremos vivir y diseñamos vivir conscientemente.
Una vez más, la Creación Consciente se trata de hacernos consciente de las creencias con las que estamos funcionando para dejar ir las que no nos sirven y alinearnos con las que nos expanden.
Es importante no confundirnos con lo siguiente:
Si bien no estamos acá para aprender, aprendemos mientras estamos acá.
Esto es muy importante y la diferencia entre ambos está en el propósito. El primero habla de la idea de que el propósito de haber venido a este mundo es el de “aprender” y por lo tanto, nuestras experiencias están para “enseñarnos”. Mientras que el segundo sugiere que nos perfeccionamos desde nuestras experiencia de existir acá para la experiencia de existir acá.
En términos prácticos, aplicaríamos esto alejándonos de lo que nos hace mal y acercándonos a lo que nos hace bien.
Y esto me lo digo a mi misma, ya que debido a un sinnúmero de otras creencias, a veces se me ha olvidado lo obvio y lo simple.
Una nueva propuesta.
Ahora bien, debido a que la creencia de que “venimos a este mundo a aprender” nos da un sentido de propósito, ¿cómo le damos un nuevo sentido a nuestra vida? ¿Cómo le damos sentido a nuestras experiencias negativas? ¿A la razón de para qué estamos acá?
La propuesta que a mi me ha hecho más sentido y quiero compartir contigo es que estamos acá para experimentar. En este experimentar hay experiencias de todo tipo. Así como hay helados de todos los sabores y no todos los sabores nos agradan, la vida funciona de una forma similar.
De esta forma, si algo “negativo” me sucede no lo justifico diciendo “¿de qué forma me estará haciendo crecer?” Ahora me cuestiono “¿por qué permití eso en mi vida y de qué forma no vuelvo a repetirlo?” El evento negativo puede ser el mismo, la observación que yo pueda tener al evento es completamente diferente.
La creencia de que estamos acá para aprender pone el valor de la experiencia en el aprendizaje de esta, o bien, en lo que viene después de haber aprendido todo lo que teníamos que aprender acá. Mientras que la idea de que estamos acá para experimentar pone el propósito en la existencia misma y no fuera de ella o posterior a ella.
Finalmente, si estoy acá para experimentar, ¿entonces de qué forma me gustaría vivir mi vida? ¿Qué experiencias priorizaría y cuáles evitaría? ¿Te sientes más contractivo o más expansivo con esta nueva propuesta?