3 Estados de la búsqueda humana

Inherente a nuestro estado como Seres Humanos y a nuestra experiencia actual que llamamos “vivir la vida”, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos la vida sucede, está sucediendo todo el tiempo en todos sus matices y colores, placeres y experiencias.
En este artículo me interesa que exploremos los 3 Estados de la Búsqueda Humana, un recorrido material y espiritual que nos está sucediendo a todos en todo momento. Comprender estos estados nos da las claves de nuestro estado actual y acelera nuestro proceso a despertar a eso aspectos mucho más profundos de nosotros mismos.
Comenzar diciendo que todo lo que queremos ser y tener está determinado por una búsqueda más profunda que la mayoría de las personas define como “querer ser más felices” como resultado o bien “la felicidad misma”. Estamos buscando un Estado de Ser en que nos sintamos plenos y satisfechos en todo momento.
Los procesos en que adquirimos este Estado de Ser permanente es lo que yo llamo los “los 3 estados de la búsqueda humana”.
Cuando estudiamos Manifestación Consciente profundizamos nuestra conexión con las verdaderas razones de porqué hacemos (o no hacemos) lo que hacemos y nos libera de paradigmas restrictivos para vivir con más libertad. Así como también acelera el proceso de estos 3 estados para el encuentro último y final de algo mucho más holístico que esto que definimos y pensamos como “felicidad”, porque en realidad, se trata de algo mucho más profundo e infinitamente más espectacular y me interesa compartir esto contigo.
¿Cuáles son estos 3 estados de búsqueda?
El primer estado corresponde a la búsqueda de la felicidad basada en lo externo. Dicho en palabras simples, es aquel estado en que creemos que la felicidad se encuentra cuando satisfacemos necesidades a través de adquirir algo que esta “externo a mi”. Esto pueden ser aspectos materiales, relaciones, experiencias, logros, etc. Generalmente se trata de satisfacer alguna de las 6 necesidades humanas. Es en este estado en que ponemos una gran parte de nuestra energía en “lograr” ser alguien o “tener algo”.
La felicidad en este estado se define más bien como un “estado de satisfacción momentánea basada y condicionada en elementos externos a uno mismo”, cosas que pude adquirir o experiencias que pude vivir y experimentar en mi mismo y con otros. En este estado se encuentran las personas y nuestra sociedad occidental en su gran mayoría.
Este primer estado es el que usamos más energía para olvidar quienes somos y perdernos en un laberinto de necesidades infinitas que nunca nos dan ese “algo” que estamos buscando en estado último.
Nuestras estrategias y esfuerzos se basan en tener y ser todo lo que la sociedad promete como fuente de felicidad (dinero, amor, relaciones, salud, estatus, fama, logros, sea lo que sea que cada sociedad define como importante, trascendental o indispensable).
La noticia es que esta estrategia está destinada al fracaso debido a que está basada en ignorancia.
Y cuando esto sucede, es cuando escuchamos expresiones como la siguiente:
“Lo tengo todo y aún no soy feliz” o “¿Y ahora qué?”
Cuando esto sucede generalmente se produce una crisis interna, una desestructuración de nuestra identidad (¡condicionada!) y un momento de desasosiego y confusión ante la vida misma.
Comienza a darse forma en estos momentos (que tienden a ser difíciles) una búsqueda más profunda emergiendo lo que yo llamo la segunda etapa de la búsqueda humana basada en la comprensión lógica de que “si lo externo no me da la felicidad que estoy buscando debe haber otra forma”.
El segundo estado de la búsqueda humana es aquel en que las personas dejan de buscar afuera de sí mismos y revierten su foco a su mundo interno. La expresión de esta fase es “la felicidad se encuentra adentro”.
Esta etapa está incrementando a pasos agigantados en nuestra sociedad actual. Sociedad en que vemos una crisis externa como resultado de una profunda búsqueda interna de algo más real, profundo y sostenido independiente de lo que tengo o no o he logrado ser o no.
Observamos como emergen centros de yoga y meditación, cursos de alimentación sana y centros de salud holística cuyos foco están en el autoconocimiento, empoderamiento y conexión con algo más profundo, duradero y genuino que la felicidad basada en lo externo.
El peligro de esta etapa está en la confusión de los extremos. Un típico ejemplo de esto, clásico de los círculos de buscadores y practicantes espirituales es la creencia de que, para ser realmente felices hay que despojarse de todo lo material. En otras palabras, se confunde el tránsito natural de la primera etapa a la segunda, con una eliminación forzada de la primera bajo la creencia (errada por lo demás) de que la felicidad “proviene sólo de adentro” y no de elementos externos y que por lo tanto debemos deshacernos de ellos.
No comprendiendo que la espiritualidad compone también lo material, cuando demonizamos los aspectos materiales en pos de la creencia de que “la felicidad está dentro y no afuera y por lo tanto debo despojarme de lo externo” hemos caído en una situación que a muchos a provocado sufrimiento.
Es mi interés poner énfasis de que la felicidad es independiente de los elementos externos y esto quiere decir que trasciende tener mucho o poco. Y que la vida es un conjunto de experiencias, entre ellas el disfrute y compartir con otros; también los elementos externos que la componen. Y que además, entré más feliz eres, por ley de atracción y vibración, la abundancia espiritual y material llegan como consecuencia.
Una persona sana y en equilibrio en una segunda etapa de búsqueda es aquella que vive en abundancia interna y externa. Aquella cuya felicidad no es dependiente de lo que tiene o lo que condiciona su ser y es capaz de disfrutar cuando tiene o no.
La segunda etapa es la que profundiza en los Estados del Ser. Comenzamos a explorar más profundamente quienes somos y ponernos en contacto con nuestra esencia más profunda y natural. Profundos estados de paz, comprensión y sincronías espectaculares comienzan a llenar la vida.
La tercera etapa es la etapa de la trascendencia. Es la etapa del encuentro último con el estado natural de nuestro Ser en estado Puro, más allá de la ilusión de estar separados de la creación misma. Es lo que algunos definen como “despertar de la consciencia de lo que Somos” o bien despertar a nuestro estado natural como seres Humanos y Divinos.
Cómo esta tercera etapa sucede es discutible e individual y debería ser abordada en un artículo completamente nuevo (¡se han escrito enciclopedias sobre el tema!). Es un estado inevitable ya que se trata de nuestra condición de Ser Natural que siempre ha estado presente.
La tercera etapa de búsqueda es cuando el que busca y el que es buscado se encuentran y reconocen. Nunca estuvieron separados en primer lugar.
Desde este momento no hay más búsqueda ni necesidades por ser suplidas y la experiencia humana se integra con la divina (que lo es todo) en su condición natural de conexión con la fuente de origen (nosotros mismos).
Finalmente, es posible que la primera y segunda etapa estén sucediendo en conjunto, pasando de una en otra de forma gradual o abrupta. Así mismo lo que pensamos que es “encontrar felicidad” es un concepto que se prueba errado cuando se realiza la tercera etapa. La felicidad no está fuera de nosotros ni tampoco dentro de nosotros, la felicidad ES nosotros.
Pero esto último tampoco es así, ya que lo que somos, en esencia, trasciende incluso el concepto de felicidad. Lo que somos, es infinitamente más que “felicidad”. Todo lo que estás buscando es literalmente, tú mismo. Y el camino de este despertar es lo que muchos definen como “despertar de la consciencia” o “trascendencia humana”, entre otros. Un proceso que nos está sucediendo a todos de forma natural en todo momento.